Poco se ha salvado de este monumento, salvo la entrada, en
la cual se encuentra un azulejo, dedicado al seráfico padre San Francisco,
parte de las murallas y una torre.
El maestro encargado de las obras fue Andrés de
Oviedo. Poseía una capilla en la cual colaboró Luis de Figueroa en 1629. De la
orden de los Franciscanos, era utilizado como casa de estudio y noviciado.
Los monjes Franciscanos, realizaban un via crucis, imitando
al que hacían los monjes Jerónimos, del convento Santa Maria del Rosario, que
transcurría desde el monasterio, hasta la ermita del Calvario, para ayudar a
Fray Mendoza, en sus labores de construcción de dicha ermita, según relata en
su libro, nuestro insigne Bornense Manuel Barra.
Todavía se conservan algunas estaciones de penitencia, de
este acontecimiento, en la calle Cuevas y Calvario.
Es de propiedad particular, siendo utilizado como almacén de
construcción.
Paco (castro)

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